Arte y creatividad como compañeros en el proceso del cáncer

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Al escuchar la palabra cáncer, es posible que pasen por nuestra cabeza miles de pensamientos e imágenes en cuestiones de segundos. Todos tienen como base nuestra experiencia con dicha enfermedad, sin embargo, hay una palabra que se mantiene en nuestro inconsciente colectivo: “muerte”, lo que en un primer momento, personas que han sido diagnosticadas, temen.  Y es que parece que antes del cáncer la muerte no es una opción, está ajena y lejana, pero ante este diagnóstico, de alguna forma, parece tangible.

Al aparecer el cáncer, inicia un proceso con la enfermedad que se divide en varias fases:  fase de diagnóstico, fase de tratamiento, fase de intervalo de la enfermedad, fase de supervivencia, fase de recidiva y  fase de final de vida. Estas son estudiadas por un área específica de la psicología llamada “Psicooncología.  Dentro de esta rama, el acompañamiento y la contención son elementos vitales a lo largo del proceso y si a esto le sumamos la perspectiva Arteterapeutica, nos encontramos que el arte y la creatividad se vuelven compañeros excepcionales para pacientes oncológicos, permitiéndoles expresar, por medio de diversas herramientas y técnicas ya sean visuales, auditivas o manuales, aquellas emociones que son difíciles de manifestar con palabras.

Frente a esto, surgen algunas interrogantes que en ocasiones son parte de las inseguridades que vivimos como personas: ¿Cómo puedo hacer arte?, ¿Si no soy una persona creativa, cómo puedo pensar en crear algo artístico?. La Arteterapia se centra especialmente en quienes no se consideran artistas de museos.  Es pertinente, entonces, recordar las palabras de Romero J. (2012) “Todo ser humano es potencialmente creativo”.  La creatividad y el arte están dentro de cada persona, solo hace falta dejarse fluir y llevar por las diversas consignas que desde la Arteterapia se plantean.

El proceso creativo es uno de los pilares básicos de la Arteterapia, ya que en él se produce la posibilidad de cambio, la relación entre la forma y el movimiento, lo consciente y lo inconsciente, lo tangible y lo imaginario.  “Crear es convocar tensiones y contradicciones, y darles formas nuevas a esas tensiones y a esas contradicciones, de modo que esas formas puedan albergarlas y hacerlas fecundas”. (Fiorini H. 1995). Cuando este proceso creativo acompaña el proceso de un paciente oncológico,  se logra transformar la visión que se tiene de la enfermedad. Este temor o miedo a la muerte, suele ser un catalizador para la creación de  maravillosas expresiones emocionales. 

La Arteterapia permite la defensa y desarrollo del yo, mientras que el cáncer representa una amenaza para la supervivencia, el arte ayuda a retomar la propia identidad, generando mayor conciencia de límites y autocuidado. Valida y legitima las propias experiencias e interpretaciones en cuanto a su relación con la enfermedad. Y para lograr todo esto, no se necesita ser artista, solo se necesita conectar con ese niño o niña interior que en algún momento se llenó las manos de pintura, moldeó casitas, gusanitos o pelotitas con arcilla y se emocionaba al ver los colores del arcoíris en el cielo.

Acerca de la autora:
Virginia Amaro

Virginia Amaro

Psicóloga, Doctoranda en salud mental comunitaria, Arteterapeuta, Especialista en narración oral escénica y Terapeuta de juego infantil.

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