La infoxicación en el cuerpo

Share on facebook
Facebook
Share on twitter
Twitter
Share on linkedin
LinkedIn

La infoxicación es un término ajustado a la nueva realidad de las tecnologías de la comunicación. Esta palabra apunta a describir la sobrecarga de información o exceso de la misma, provocada por la abundancia de contenidos en internet. El término fue acuñado por Alfons Cornellá en 1960 para darle una definición precisa y breve a la “intoxicación por información”, fenómeno que se instauró en la sociedad con la llegada de la red informática creando un sinfín de información a tal punto de saturar la propia capacidad humana para procesar y analizar tal magnitud informativa.

En la actualidad, se puede considerar la “infoxicación” como la enfermedad de la sociedad digital o la sociedad actual, ya que este fenómeno, tiene su génesis tras la llegada de internet y, con ello, su crecimiento tanto a nivel de usuarios como de plataformas donde se muestra el incremento exponencial de información. Ahora bien, es necesario plantearse ¿qué consecuencias trae el exceso de información en los seres humanos? En principio, demasiadas noticias limita la capacidad para comprender, ya que para procesar muchos datos hay que tener dominio de contenido y solo alguien que ha leído sobre el tema, ha profundizado en una materia o tiene alguna experiencia previa en ella, puede procesar rápidamente información pudiendo discernir: qué es cierto, que es probablemente cierto y qué es obviamente falso; además de determinar en poco tiempo y sin llegar al sobre desgaste energético, las cosas que necesita y que son funcionales para él.

A este respecto, resulta paradójico que en la actualidad, el ser humano tenga tanta información pero escaso tiempo disponible para profundizar en tanto contenido; e igualmente, tener la capacidad de filtrarlos en diferentes aspectos o áreas. Es como si los humanos se hubieran convertido en “comepalabras” sin poder saborear ni digerir la mayoría de ellas.

Ahora bien, siguiendo en la metáfora de comer palabras sin poder saborearlas ni digerirlas, ratifico, como el comer sin digerir, médicamente causaría una indigestión o algún tipo de enfermedad en el sistema digestivo. Lo mismo ocurre con lo que ingerimos de los medios de comunicación. Pareciera, entonces, que la sociedad tiene algún tipo de “indigestión” o malestar, por no poder digerir el exceso de información a la que acceden.

Este malestar al que se hace referencia en el párrafo anterior, se ha catalogado popularmente como “estrés digital”, el cual está siendo en este momento, uno de los principales factores predisponentes y causante de enfermedades crónicas, así como de afecciones en el cuerpo. Resulta, entonces, interesante el cuestionarse, ¿cómo es posible que lo que existe en nuestra mente y que absorbemos de una pantalla, puede ser causal de una enfermedad crónica y hasta mortal? Esto se explica a través del proceso de somatización, ya que somatizar es convertir un conflicto psíquico en un síntoma físico.

LA INFOXICACIÓN ES A LA MENTE, LO QUE LA INTOXICACIÓN ES AL CUERPO

En razón de lo antes expuesto, la psico-somatización es el proceso mediante el cual las emociones se manifiestan a través del cuerpo (soma), en síntomas físicos que pueden pasar inadvertidos en algunas ocasiones. Es el caso, por ejemplo, cuando se siente vergüenza, las mejillas se ruborizan. De igual manera, las emociones como la alegría, euforia, o la tranquilidad, tienden a manifestarse en el cuerpo en forma de sensaciones de bienestar. No obstante, emociones menos placenteras como el miedo, la culpa, la ansiedad, el odio, la ira, rabia, dañan y deterioran el organismo, manifestándose muchas veces como dolores, náuseas, sensación de ahogo, calambres musculares, afecciones en la piel, problemas para la digestión y otros.

En contraste, existe una línea de la psicología que se ha encargado de estudiar la conexión que existe entre la mente y el cuerpo denominada Psiconeuroinmunología, la cual establece que el proceso de somatización solo tiene una explicación real y es a través del sistema inmunológico. Esto, incluso, ha sido considerado como el eslabón perdido que hace de puente entre lo mental y lo físico. Este campo científico considera que los impactos emocionales tienen traducción física a través del sistema inmune, el sistema hormonal y el sistema nervioso, tal cual lo afirma la especialista en psiconeuroinmunología Sandra M. Camelo Roa, en su artículo “Psiconeuroinmunología: breve panorámica”, publicado por la universidad Santo Tomás de Bogotá- Colombia (2005).

Por otro lado, existen autores que sostienen que cada somatización está relacionada con la zona del cerebro encargada de procesar cada uno de los impactos que comprometen la adecuada funcionalidad del cuerpo. Así, lo manifiesta la doctora Encarnación Ayalael, en su artículo “Psiconeuroinmunología, Interrelación entre los sistemas nervioso, endocrino e inmunitario”. Afirma que el Tronco Cerebral estaría relacionado con aquellos acontecimientos que comprometen la vida, la respiración, el apetito, tragar, los miedos viscerales que tienen que ver con la supervivencia individual. El Cerebro Medio, con aquellos aspectos relacionados con la desvalorización, los conflictos sexuales, los conflictos familiares, el hogar y, con ello, los conflictos de apego. Por último, los conflictos territoriales, de desamparo moral, de demarcación o de repugnancia, se hallarían en la Corteza Cerebral.

Somatizamos en la piel los conflictos de pérdida, en los pulmones los conflictos de intenso temor a la muerte, en el riñón la nostalgia, en el hígado el miedo a la pobreza o la agresión suprimida; en los genitales los conflictos sexuales y las ofensas al pudor, en el corazón los conflictos territoriales, en la mama los conflictos de nido (con los hijos o la pareja), en la próstata u ovarios los conflictos sexuales o las ofensas provocadas por un descendiente, en los huesos la desvalorización y la falta de soporte parental.

Ahora bien, todas estas afecciones están asociadas a una emoción a un conjunto de emociones. Así, el contenido que se recepciona del medio ambiente, va desencadenando sensaciones que se generan de forma automática a partir de la producción de un pensamiento. Este viaja y produce señales a través del sistema nervioso para segregar una cantidad de respuestas fisiológicas que manifiestan la dolencia o malestar en el cuerpo, transformándolo en un síntoma visible; mecanismo que es incrementado cuando la persona no es capaz de procesar y controlar la demanda de información. Es precisamente esto a lo que se le denomina “Infoxicación”.

Los que pretenden validar toda la información que reciben son vulnerables a sufrir un proceso de infoxicación, ya que, no es leer todo lo que está a tu alcance lo que te hace estar más informado, sino, el recibir información de calidad. Los que confunden cantidad de información con calidad de la misma, son los más propensos a sufrir de esta enfermedad digital. Estar todo el día conectados a decenas de fuentes, más que informar, confunde. La ansiedad por la información infoxica y tu cuerpo lo puede estar manifestando.

Acerca de la autora:
Osbelis Beltrán

Osbelis Beltrán

Psicóloga, Psicoterapeuta y Especialista en Psicodiagnóstico.

¡CONÓCEME!
¿Consultas? Escríbenos