Mentalización: Toma de conciencia ante el dolor génito-pélvico

Share on facebook
Facebook
Share on twitter
Twitter
Share on linkedin
LinkedIn

El Trastorno de dolor genito-pélvico/penetración, anteriormente conocido como Dispareunia y Vaginismo, se caracteriza por la presencia de dificultades en la penetración vaginal durante las relaciones sexuales. Hace referencia a cuatro dimensiones de síntomas: dificultades para mantener relaciones sexuales, dolor génito/pélvico, temor al dolor o a la penetración vaginal y tensión en los músculos del suelo pélvico.

La Asociacion Americana de Psicologia señala que “las mujeres que han experimentado dolor de manera habitual durante las relaciones sexuales refieren frecuentemente un marcado temor o ansiedad por sentir dolor vulvovaginal o pélvico antes, durante o como resultado de la penetración vaginal. Esta reacción puede llevar a la evitación de situaciones sexuales íntimas. En otros casos, este marcado temor no parece estar muy relacionado con haber experimentado dolor y, sin embargo, conduce a evitar las relaciones y las situaciones de penetración vaginal, Esto ha sido descrito como algo similar a una reacción fóbica, sólo que el objeto fóbico puede ser la penetración vaginal o el temor al dolor. Por otro lado, a nivel fisiológico, la tensión o la contracción marcada de los músculos del suelo pélvico durante el intento de penetración vaginal puede oscilar desde unos espasmos de apariencia refleja del suelo pélvico en respuesta a los intentos de penetración hasta una defensa muscular normal/voluntaria que se produce ante la experiencia anticipada o repetida de dolor o como respuesta al temor o a la ansiedad.” (APA, 2014, p. 438)

Por otro lado, es importante explicar qué es la mentalización, siendo esa capacidad reflexiva que tienen todas las personas en mayor o menor grado; es la capacidad de comprender las propias conductas y las de los demás en función de los estados mentales subyacente, siendo un estado mental entendido como una manera de pensar, de sentir, de entenderse así mismo y a los demás, intenciones, deseos, autoestima, proyectos futuros y nuestra forma de interpretar el pasado, en un momento dado.

Al tener una buena capacidad mentalizadora, se puede enfrentar la ansiedad y el temor de buena manera, permitiendo la autorregulación y el actuar de una manera más adaptativa al entorno.

¿Qué ocurre con la capacidad mentalizadora en un trastorno del dolor génito-pélvico?

Ocurre una falla en la mentalización, presentando una emoción básica de miedo, pero intensa, provocando una respuesta insatisfactoria a nivel sexual, pudiendo no sólo ser psicológica sino también fisiológica, como ocurre en el trastorno del dolor génito-pélvico.

¿En qué ayuda la mentalización para superar este trastorno?

En tomar consciencia del propio estado mental frente al trastorno, para poder cambiar sus reacciones y vivir una sexualidad plena, incluyendo tomar consciencia del estado mental, identificar qué ocurre a nivel cognitivo: temor al dolor, miedo al estímulo; ya sea al contacto de sí misma durante la masturbación, o a la pareja, cuando es una relación sexual.

Por ende, una conducta subyacente de huida física o mental del estímulo, es decir, evitar la relación sexual, por ejemplo, o una contracción muscular del suelo pélvico que provoca dolor durante la penetración, a modo de evitarla, será más consciente a través de la mentalización.

Frente a esto, es importante encontrar estrategias para disminuir la intensidad de la emoción y ayudar a que no falle la mentalización o que la brecha de falla en la mentalización sea menor, volviendo a mentalizar, para lograr tener una relación sexual placentera.

En primer lugar y como estrategia clave para lograr volver a mentalizar, es la de soporte y empatía, donde se valida la propia emoción, identificándola sin juzgarla, siendo empática consigo misma y validando su propio estado mental, para poder volver a mentalizar. En contexto de pareja, ésta debe ser parte del tratamiento, donde se le motiva a crear un espacio de seguridad durante la relación sexual, también validando la emoción de ambos miembros, dando soporte y contención, sin juzgarla, ayudándola y no culpando a quien experimenta el dolor.

En el tratamiento del trastorno génito-pélvico participan otros profesionales de la salud que tienen un papel fundamental en el abordaje integral, entre ellos, ginecólogos y kinesiólogos. Es importante que todos trabajen en conjunto en pro de la disminución del malestar de la paciente.

Bibliografía:

American Psychiatric Association – APA. (2014). Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales DSM-5 (Quinta Edición). Madrid: Editorial Médica Panamericana.

Bateman, A., y Fonagy, A. (2016). Tratamiento basado en la mentalización para trastornos de personalidad. Una guía práctica. Bilbao: Editorial Descleé De Brouwer

Acerca de la autora:
Marcela Barria

Marcela Barria

Psicóloga y Maestrante en Terapias de Tercera Generación

¿Consultas? Escríbenos